Síndrome postvacacional

La llegada del mes de septiembre está asociado al fin de las vacaciones y a la vuelta al cole, retomando las rutinas habituales, los madrugones, las largas jornadas de trabajo,…

El retorno al trabajo puede hacerse con gran motivación, con las energías renovadas tras vacaciones; pero también puede ser un suplicio si no conseguimos adaptarnos de nuevo a las rutinas. A todo ello se le unen los cambios estacionales con la llegada del otoño. Los días se hacen más cortos, tomamos menos el Sol, empiezan los cambios de tiempo y la bajada de temperaturas. Todo esto puede derivar en lo que se denomina «síndrome postvacacional».

¿Cómo podemos actuar?

Podemos ayudar en mejorar la capacidad de respuesta de nuestro organismo con el uso de adaptógenos, productos naturales con propiedades orientadas a optimizar nuestro rendimiento mental, físico y de trabajo.

Cuando a los pocos días de retomar el trabajo parecen que nuestras fuerzas ya se han vuelto a agotar, puede ser interesante la suplementación con “CELLACTIVE TONIC”, un producto con Eleutherococcus (conocido como el ginseng siberiano) y con propiedades tónicas y revitalizantes. Un estudio del 2002 en la revista Stress Heatlth sugiere que el ginseng siberiano puede ser de ayuda en esta adaptación al estrés en comparación con placebo. 

Otro producto que podemos valorar es “CELLACTIVE BRAIN”, con Ginkgo Biloba, una planta que facilita la llegada de oxígeno y nutrientes al cerebro pudiendo mejorar la memoria, la atención y la concentración. En un estudio publicado ya en el año 2001 en la revista Human Psychopharmacology, se observó que la suplementación durante 14 días de esta planta, mejoraba la memoria reciente, en comparación con un grupo control (placebo).

Por último, podemos también contar con el apoyo de los ácidos grasos de la serie omega 3, con el uso de “OMEGA 3 600” o de “DHA”. El DHA (o ácido docosahexaenoico) es un ácido graso de gran importancia en el cerebro y en el desarrollo de éste, contribuyendo a una actividad adecuada del sistema nervioso central. Existe una clara evidencia científica de los beneficios de estos ácidos grasos poliinsaturados favoreciendo las respuestas del organismo frente al estrés.

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