Berenjena

La berenjena está compuesta en un 90% por agua, por lo que aporta muy pocas calorías (unas 20 calorías por cada 100 gr.) y apenas tiene grasa. Aunque todas estas características también dependerán de la forma cómo la cocinemos y con que la combinemos.

Pueden ayudar a hidratar el organismo y mejorar la salud intestinal, gracias al alto contenido en fibra y minerales que contienen. Además, puede ser desintoxicante y promover la diuresis (berenjena, tubérculos y pepino), facilitando las funciones depurativas del hígado y la vesícula biliar. Aporta ácido fólico, potasio, magnesio y vitaminas B. Puede mejorar la producción de bilis, favorecer la circulación y reducir el colesterol. Además es una fuente excelente de vitamina E. Se le atribuyen beneficios cardiovasculares y metabólicos y se estudia el poder de las antocianinas, localizadas principalmente en la piel dando el típico color morado, por su alto poder antioxidante.

Actualmente, la podemos disfrutar todo el año aunque el verano es su mejor temporada ya que es su época natural. Pertenece a la gran familia de las solanáceas, y su origen es de la zona asiática. Hay múltiples variedades así como diversos colores, formas y tamaños.

Escogeremos piezas firmes y brillantes y aunque pueden aguantar días en la nevera, con el tiempo pierden cualidades y pueden amargar más. No se puede comer cruda, ya que podría causar problemas digestivos. Si queremos evitar el amargor, las podemos cortar y lavar, espolvorear con sal dejándolas reposar 30 minutos en un colador. Después las lavaremos con agua fría y las secaremos. Conviene escurrirlas y secarlas bien.

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