Ciruelas

Ciruelas enteras y abiertas sobre mesa de marmol

Con los meses de junio y julio llega la época de esplendor de las ciruelas, que podemos encontrar desde junio a septiembre. Se describen más de 200 variedades de ciruelas aunque las más conocidas son la europea y la japonesa. Existen ciruelas de distintos colores: amarillas, violáceas, verdes, rojas, etc. Y su acidez o dulzor es diverso. España es uno de los diez mayores productores a nivel mundial, por lo que se trata de un producto de proximidad en estos meses.

Conocidas sobre todo por facilitar el tránsito intestinal y evitar el estreñimiento gracias a su contenido en sorbitol y su abundancia en fibra (mayoritariamente pectinas), las ciruelas nos aportan mucho más. Contienen vitaminas A, C, B1, B2, B3, E y K y minerales como potasio (de forma importante), fósforo, hierro, sodio, magnesio, calcio,…  Disponen de grandes propiedades antioxidantes (mayores incluso que otras frutas), gracias a sus compuestos fenólicos, flavonoles y antocianos capaces de secuestrar los radicales libres. Estudios recientes también destacan su capacidad antiinflamatoria y antibacteriana. Las ciruelas y el resto de frutas y verduras con pigmentos naranjas, rojos, lilas,…  (como la uva negra, la sandía, los arándanos, la remolacha, la zanahoria, la calabaza o los nísperos) deben ser consumidos con asiduidad y formar parte de nuestra dieta habitual. Son considerados, por tanto,  alimentos imprescindibles.

Las ciruelas secas mantienen gran parte de sus beneficios, siendo numerosos los estudios referidos a su utilidad en salud y pudiendo ser consumidas el resto del año.

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